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viernes, 4 de junio de 2021

Consejos escritoriles de un Devorador

¡Buenas tardes, Devoradores!

La verdad es que he estado dando muchas vueltas a esta entrada antes de decidirme a escribirla. ¿Por qué? Porque no es la primera vez que leo o escucho la típica frase de "Es que X ha dado este consejo como si fuese obligatorio hacerlo para escribir bien". Por eso mismo, voy a daros consejos que a mí me funcionan o me resultan útiles, pero no significa que a otras personas les pase igual. Dicho esto, ¡comenzamos!


1. Buscando en el baúl de los recuerdos

A la hora de escribir, os recomiendo tener una libreta o un Word abierto para apuntar toda clase de detalles que, en un principio, parecen estúpidos o innecesarios. Nombres, apellidos, color de ojos, tipo de peinado, tiempo entre escenas o lo transcurrido tras un evento del pasado... Todas estas cosas, a simple vista fáciles de recordar, no lo son.

Si tenéis todo esto apuntado y por un casual necesitáis volver a decir cómo se llamaba un personaje terciario, qué color de ojos tenía la vecina de al lado o si alguien llevaba cuatro meses sin fumar... será más fácil encontrarlo en esos apuntes que si os ponéis a buscar por el manuscrito.

A mí me pasa muchas veces que digo cómo es físicamente un personaje y luego le cambio el color de ojos, o le pongo que tiene el pelo corto cuando había dicho que lo tenía ondulado... Son errores a simple vista tontos, pero que implican fallos muy gordos si no se corrigen a tiempo.


2. Me, Myself and I

Al igual que viene bien apuntar cómo es físicamente un personaje, no olvidéis construir muy bien su personalidad. A la hora de escribir, sobre todo cuando hay más de un narrador, es muy fácil terminar con dos protagonistas que hablan igual. Es un fallo muy habitual si no se presta atención. Además, tened en cuenta que las frases hechas o las expresiones que usa el escritor o la escritora no tienen por qué ser familiares para esos personajes.

Por ello, es muy buena idea crear fichas de personaje con sus rasgos, su forma de ser, sus coletillas, su acento y demás aspectos que ayudarán a narrar desde su perspectiva y no crear un elenco de clones insípidos.



3. Líneas temporales y tramas paralelas

En mi último manuscrito me he embarcado en una historia con cuatro narradores, cuyas vidas no siempre van a la par. Por ese mismo motivo, es muy importante medir los tiempos para que todo ocurra en momentos lógicos. Si para un personaje han pasado cuatro días, por ejemplo, hay que describir ese mismo paso de tiempo en los demás, ya sea diciendo fechas, narrando que ha transcurrido ese tiempo o entrelazando un hecho que sea común para los protagonistas, ya que de esta manera será sencillo saber cómo avanzan entre ellos respectivamente.

Un consejo que os doy es utilizar un Excel. Yo tengo uno en el que aparece el número de capítulo, su narrador, el título y la fecha en la que transcurre. Ayuda a ajustar los tiempos y saber si un personaje ha llegado al momento necesario para seguir con lógica la trama.


4. Tan repetitivo que le borraste el nombre

Este consejo, o toque de atención, puede afrontarse desde los dos extremos. No sé si alguna vez os ha pasado, pero en las narraciones en tercera persona es habitual referirse a los personajes varias veces en un mismo párrafo. Si al principio dices su nombre, puedes quizá usarlo al final, pero no lo utilices en todo momento porque parecerás un robot.

"Marcos se sentó en la silla y esperó. Para Marcos, esas situaciones eran aburridas. Alguien dijo el nombre de Marcos y Marcos se giró..."

Luego tenemos el caso contrario. Este ocurre cuando el escritor o escritora intenta evitar esa repetición y termina dejando al personaje sin nombre.

"Él se sentó en la silla y esperó. Para el chico, esas situaciones eran aburridas. Alguien dijo su nombre y el joven se giró..."

No existe una norma ortográfica que indique qué cantidad de veces se puede escribir un nombre. Es habitual buscar características del personaje que lo definan ("la rubia", "el cazador", "el brujo"), pero he aprendido a las malas que a veces es mejor usar en exceso el nombre que intentar buscar sinónimos, ya que el texto queda muy burdo.



5. Muros de texto... ¡fuera!

Como lector, he encontrado muchos libros que te plantan un párrafo tan largo como una página (o incluso más). Tal cantidad de tinta en una hoja en blanco satura mucho. Por ello, si vais a escribir una escena sobre un monólogo interno del narrador, una reflexión, una batalla épica... usad los puntos y aparte, buscad cortes adecuados para evitar esos muros de texto que aterran con solo verlos.

Hay ocasiones en las que estos párrafos enormes son la intervención de un personaje que está contando algo extenso. Para evitar que el pobre se quede sin aire por hablar tanto, podéis poner narración por medio, ya sea que otro personaje estornuda, que se genera tensión en el ambiente, que la expresión del que habla es divertida... Algo que corte la charla TED.

Por otro lado, existe un símbolo que se utiliza para separar en dos la intervención de un personaje. Si este está hablando y creéis que se alarga la cosa, siempre podéis utilizar este símbolo (») tras un punto y aparte. Queda bien si el hablante está enumerando dos cosas, si el tema de la conversación cambia o si queréis darle un cierre dramático a un capítulo.


6. Como iba dicendi

Imagino que, si alguna vez os habéis aventurado a escribir, habréis investigado cómo usar el guión de diálogo, cómo poner puntos, comas y otros signos en los diálogos o cuándo usar las mayúsculas en las acotaciones. Por ese mismo motivo, también supongo que sabréis que solo los verbos dicendi van en minúsculas.

Sin embargo, muchas veces no quedan claros qué verbos entran en ese grupo. Yo cada dos por tres tengo mis dudas sobre si un verbo o no es de habla, por lo que suelo tener una página en el buscador con esta página. Aquí podéis encontrar un listado de muchos verbos dicendi, que además viene genial para no usar "decir" mil veces.


Y esos son mis consejos. ¿Qué os parecen? Como he dicho al comienzo, no son normas, sino simples recursos que a mí me facilitan la escritura.

Por otro lado, quería comentaros que voy a cogerme unos días de vacaciones. No por gusto, más bien por falta de tiempo. He comenzado el curso de Lector Editorial en Cursiva y junio es el mes crítico, ya que tengo el trabajo final. Además, estoy en rehabilitación por una lesión, así que también tengo que ir todos los días a rehabilitación y me quita más tiempo. Por todo esto, junio me lo cogeré de relax para terminar cosas. Eso sí, estoy con el final de otra novela, así que voy a meterle caña jejeje. ¡Nos vemos pronto!




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