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jueves, 18 de junio de 2020

El monstrumólogo #1 ~ Rick Yancey

¡Buenas tardes, Devoradores!

Hoy os traigo un libro que descubrí por casualidad y cuya premisa me llamó bastante. Si os digo la verdad, esperaba una historia más suave, con más aventuras y menos momentos sangrientos y espeluznantes. Aun así, ese toque macabro ya sabéis que me encanta, por lo que ha sido una lectura muy entretenida. ¡Comenzamos!

Título: El monstrumólogo
Título original: The Monstrumologist
Saga: El monstrumólogo (1)
Autor: Rick Yancey
Editorial: RBA
Traducción: Pilar Ramírez
Género: Fantasía / Terror
Páginas: 480
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-27215-83-2

Nuestro mundo no es lo que parece Will Henry, un chico huérfano, es el aprendiz del doctor Warthrop, especializado en algo singular y macabro: el estudio de los monstruos. Una noche, el médico y su ayudante reciben dos cadáveres; el de una joven…y el de una criatura sin cabeza y de dientes afilados que se creía extinta en Nueva Inglaterra. Pronto, Will y el doctor tendrán que iniciar Will Henry, un chico huérfano, es el aprendiz del doctor Warthrop, especializado en algo singular y macabro: el estudio de los monstruos. una carrera contrarreloj para evitar que estas bestias se extiendan y vuelvan a matar. Un secreto te salva y otro te condena.

OPINIÓN PERSONAL

“Estos son los secretos que he guardado. Esta es la confianza que jamás traicioné.
Sin embargo, él ya está muerto, y lleva muerto más de cuarenta años, el que depositó en mí su confianza, la persona por la que he guardado estos secretos.
El que me salvó... y el que me maldijo.”

De acuerdo, empezamos con la historia. Will Henry es un niño de doce años que ha perdido a sus padres en un horrible incendio. Acogido como aprendiz por el jefe de su padre, el doctor Pellinore Warthrop, el chico aprenderá la oscura verdad que se esconde en el mundo, así como sus siniestros y sangrientos habitantes.

Cuando, una noche, el niño y el doctor reciben la visita de un ladrón de tumbas, lo que menos esperan es encontrarse con un caso mucho más peligroso de lo que suponían. La víctima, una chica joven recién fallecida, está envuelta en un fuerte abrazo por una criatura sin cabeza, con ojos en los hombros y una boca llena de dientes serrados en el centro del torso.

Mientras el doctor y su aprendiz siguen el rastro de esta monstruosidad, cuya origen no pertenece a las tierras de Nueva Jerusalén, una amenaza se desarrolla bajo tierra. Si quieren detener la matanza que está a punto de ocurrir, deberán pedir ayuda a ciertas personas cuya forma de vida es igual o más monstruosa que la de su presa.

“No, lo más asombroso de aquel retablo extraordinario de por sí era que el compañero de la joven no tenía cabeza.
Antropophagus —murmuró el doctor con los ojos muy abiertos y relucientes por encima de la máscara—. Tiene que serlo, pero ¿cómo? Es de lo más curioso, Will Henry.”

Y esa es más o menos la trama. Toda la historia forma parte de unos diarios dejados por Will James Henry, un anciano demente que murió recientemente. Un escritor ha decidido tomarlos para analizar sus palabras, que a simple vista son un gran relato de ciencia ficción escrito por un demente.

Will Henry (dejadme llamarle solo por su nombre) es un niño de doce años que, tras perder a sus padres en un incendio, pasa a convertirse en el ayudante del doctor Pellinore Warthrop, un experto monstrumólogo. El hombre, cuyo anterior ayudante era el padre de Will, le acoge más por deferencia al fallecido que por otra cosa, y no duda en dejárselo claro al niño cada poco tiempo.

Aunque en Nueva Jerusalén nadie sabe cuál es el trabajo original del doctor, su oficio como monstrumólogo le lleva a estudiar a todas clase de criaturas; monstruos salidos casi de las pesadillas humanas y que la ciencia no reconoce como reales. Por ello, las visitas a horas intempestivas, siempre bajo un oscuro secretismo, es el pan de cada día.

Esa noche, la visita de un ladrón de tumbas venía acompañada de lo que el hombre había encontrado mientras realizaba sus "tareas". El bulto que trae está formado por dos personas, o eso parece a simple vista. La primera es una joven, recién fallecida y medio devorada. La otra es una criatura sin cabeza, con las uñas afiladas y largas, los ojos en los hombros y una enorme boca, similar a la de un tiburón, con tres filas de dientes aserrados, ubicada en mitad del torso.

Tras un primer análisis, el doctor Warthrop declara que se trata de un espécimen de antropophagus, una criatura procedente de África y uno de los mayores depredadores de la raza humana. Sin embargo, las primeras preguntas que le asaltan es el cómo ha llegado a Nueva Jerusalén y por qué apenas hay pistas de su presencia previamente.

Poco a poco, el doctor y Henry tendrán que buscar testigos, cartas, artículos y cualquier fuente de información que les permita descubrir la procedencia del antropophagus, el cómo y cuándo ha llegado y la posible presencia de toda una manada bajo la ciudad. Si esas bestias quedan sueltas, nadie sobrevivirá.

Al principio no pensé que la historia completa del libro girase en torno a estas criaturas, sino que aparecerían más. Pero sí, nos explicando poco a poco cómo encuentran las pistas necesarias para descubrir cómo llegaron a Nueva Jerusalén, la repercusión en la vida del doctor y de Will, así como en su percepción de sus padres, y el cómo terminan enfrentándose a toda una colonia de criaturas sedientas de sangre.

Al principio, me costó mucho adaptarme a los dos protagonistas. Will Henry, a pesar de tener doce años, ya ha vivido experiencias realmente aterradoras. Sigue pasándolo mal cuando ve monstruos, tiene pesadillas, ver vísceras le revuelve el estómago... y aún así permanece estoico frente al doctor. El hombre, por otro lado, es un personaje extraño, ciertamente egoísta y un fanático de su trabajo, que llega a estar sin comer ni dormir cuando está metido en una investigación. Explota a Will, no le da ni una muestra de aprecio y no duda en dejarle claro que solo le deja vivir con él en honor al recuerdo de su padre, un ayudante excelente. Sin embargo, poco a poco también descubrimos por qué es así el doctor. Y, cuando llega un tercer personaje ciertamente despreciable, la imagen de Warthrop pasa a ser angelical y bondadosa.

Lógicamente, cuando el enemigo es una bestia sin cabeza, garras más afiladas que el diamante y una boca enorme en mitad del torso, la historia no va a estar "limpia de sangre". Encontramos escenas de desmembramientos, cuerpos explotando, miembros cercenados y devorados, columnas vertebrales destrozadas, personas vivas y con partes del cuerpo devoradas por gusanos... En definitiva, no es una historia apta para gente aprensiva. Y, si a eso le añadimos que la historia transcurre sobre el 1888, una época llena de enfermedades, pues tenéis el paisaje completo.

Aún así, es una historia que empieza un poco lento, con una prosa ciertamente densa, pero que coge ritmo a pasos agigantados. El ambiente oscuro ayuda mucho a generar esa atmósfera de tensión y suspense que, unida a los monstruos, crea una obra oscura y fascinante. Si os gustan esta clase de libros, en las que las criaturas de la noche son realmente una pesadilla viviente, os lo recomiendo muchísimo. Yo intentaré comprar el siguiente, porque me ha gustado mucho. ¡Nos vemos!

Lo mejor: El ambiente y la tensión de la historia.
Lo peor: El comienzo lento y la prosa densa.

“¿Habría seguido exigiendo que un niño se sumergiera de aquel modo en el pozo del sufrimiento y el sacrificio humano..., en un mar de sangre, literalmente? Y, si la respuesta a esa pregunta es sí, significa que en el mundo existen monstruosidades más aterradores que los antropophagi. Monstruosidades que, con una sonrisa y una palmaditas en la cabeza, están dispuestas a sacrificar a un niño en el altar de su propia ambición y orgullo sin límites.”

OTROS TÍTULOS

  

#2. La maldición del Wendigo
#3. La isla de sangre
#4. The Final Descent

NOTA


4,5/5
La caza va a dar comienzo


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