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viernes, 16 de julio de 2021

La casa del callejón ~ David Mitchell

¡Buenas tardes, Devoradores!

La verdad es que este libro y yo, en una situación normal, no nos habrían cruzado nunca. Lo elegí entre las lecturas posibles para el trabajo final del curso de Lector Editorial, mirando por encima qué opciones había y escogiendo uno de Terror. La experiencia, para colmo, ha sido placentera. ¡Vamos allá!



Título: La casa del callejón
Título original: Slade House
Saga: Autoconclusivo
Autor: David Mitchell
Editorial: Literatura Random House
Traducción: Laura Salas Rodríguez
Género: Terror / Suspense
Páginas: 224
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-39733-01-0

En un estrecho callejón, junto a un pub de barrio, en Londres, encontrarás un pequeño portón de hierro negro empotrado en una tapia de ladrillo. No tiene pomo, ni cerradura, ni rendijas junto a los bordes, pero si pones la mano encima la puerta se abrirá. De pronto estarás mirando un jardín en pleno esplendor, iluminado por el sol, y al fondo verás una antigua casa cubierta de hiedra, demasiado imponente para este barrio obrero y extrañamente grande a juzgar por el espacio que ocupa entre dos calles. Sus residentes te darán la bienvenida y te invitarán a entrar. Al principio no querrás irte. Más tarde descubrirás que en realidad no puedes. ¿Qué ocurre allí dentro? La respuesta te espera al final de las escaleras...

OPINIÓN PERSONAL

"Mamá empuja la puerta, pero no se abre.
—¿Cómo se abre la dichosa puerta? Quizá debería llamar.
La puerta atrae mi mano contra ella. Está caliente.
Y se balancea hacia dentro; los goznes aúllan como frenos..."

De acuerdo, comenzamos con la historia. Todo empieza en 1979, cuando Rita y Nathan Bishop son invitados por lady Grayer a su mansión, Slade House, ubicada en el oscuro callejón de Slade Alley. Pese a sus problemas económicos y al divorcio con el padre de Nathan, Rita confía en recuperar sus estatus llevándose bien con la nobleza, de ahí que la invitación de Norah Grayer sea un regalo caído del cielo.

Mientras su madre se codea con la rica noble, Nathan hace migas con Jonah Grayer, un niño un poco mayor que él, que le invita a jugar en el jardín. Sin embargo, Nathan se ha tomado varias pastillas de su madre para tranquilizarse y ahora ve cosas extrañas. El paisaje se desdibuja, todo pasa más rápido, hay un cuadro en la casa con su rostro pero sin ojos...

Lo que Nathan no sabe es que será un huésped muy esperado en Slade House y que su desaparición solo será la primera de muchas. La extraña casa y sus dos habitantes se convertirán en una leyenda, en un cuento de miedo para aquellos que se atrevan a entrar en Slade Alley y encontrar el portón negro que solo se muestra cada nueve años, cuando los gemelos tienen hambre.

"—De todos modos, el muchacho es un anormal. Ni siquiera se ha dado cuenta de que le han dejado de funcionar los pulmones.
Ahora Jonah me mira como hace Gaz Ingram.
Es verdad. No respiro. Mi cuerpo, desconectado, no ha dado señal de alarma. No quiero morir. ¡No quiero morir!"

Y esa es más o menos la historia. Nos encontramos con un libro dividido en cinco partes, a modo de capítulos independientes, pero con una trama lineal, cronológica y entrelazada. La historia comienza en 1979, con la visita de los Bishop a Slade House, pero luego vendrán más personas: Gordon en 1988, Sally en 1997... Y así hasta el 2015, donde transcurre la quinta y última parte. Me gusta mucho cómo cada capítulo, narrado en primera persona por cada protagonista, presente estilos distintos.

La verdad es que si desgranase todos los casos, sería un poco spoiler de los anteriores, así que me centraré en el de Nathan y Rita Bishop. Madre e hijo han sido invitados a Slade House por su dueña, Norah Grayer, una dama prestigiosa y amante de la cultura. Mientras Rita y Norah se codean con un famoso cantante dentro de la casa, Nathan juega con Jonah, un niño que se supone que es el hijo de la mujer, a pesar de las extrañas frases que dice y la forma en que habla de ella.

La llegada a Slade House ya es extraña de por sí. Ubicada en Slade Alley, Rita y Nathan no encuentran la entrada la primera vez que cruzan el callejón. Al volver en dirección contraria, ven un portón negro y les sorprende haberlo pasado por alto, ya que es reconocible y se distingue a la perfección. Para colmo, no tiene picaporte ni tirador, pero se abre cuando Nathan apoya la mano en él.

Ya dentro del recinto de Slade House, las cosas siguen sin normalizarse. Nathan se ha tomado varios valiums de su madre, ya que en la escuela le hacen bullying y roba los medicamentos a Rita para controlar los nervios y la ansiedad. Esa misma mañana se ha tomado un par, por lo que da por hecho que la energía repentina, los cambios de escenario bruscos y la sensación de irrealidad se deben a las pastillas.

Cuando finalmente decide entrar en la casa y buscar a su madre, todo empeora. Siguiendo la música, que procede de la parte de arriba, Nathan comienza a subir las escaleras y contempla los cuadros que deja atrás. Con el resonar del reloj de pie que encuentra, sigue ascendiendo hasta que se topa con el lienzo de un niño clavado a él, con la misma ropa, la misma cara y la misma expresión de sorpresa. Lo único extraño es que sus ojos son dos huecos en blanco. A partir de ese momento, la verdadera pesadilla comienza.

La verdad es que, cuando leí el primer capítulo, todo parecía novedoso y nada sospechoso. Sin embargo, al comenzar la parte de Gordon, que es el segundo caso, encontré patrones que, con los demás, se fueron confirmando. Un corredor con chándal negro y naranja, el cuadro sin ojos, el portón y la sensación de calor al tocarlo... Hasta el cuarto caso, no tenemos una explicación completo de qué ocurre, aunque van dando pistas durante las conversaciones entre Norah y Jonah Grayer.

Es una historia que se lee muy bien, aunque al principio es bastante confusa. Llegamos a encontrar tres realidades superpuestas, de ahí que a veces cueste orientarse y comprender lo que está pasando. Me sorprende que lo hayan catalogado como terror, porque también es una historia de miedo. Más bien diría suspense, aunque es verdad que no queda vivo ni el apuntador. Es una lectura entretenida, así que la recomiendo. ¡Nos vemos!

Lo mejor: Los cambios de estilo y el suspense.
Lo peor: El comienzo es confuso.

"Todo está en mi mente. No. Cada palabra es un latido doloroso.
Es demasiado tarde para ti, dice el niño. Pero que corra la voz.
—¿Que corra la voz a quién? —le pregunto a esa voz que a lo mejor es real y a lo mejor no.
Al siguiente huesped... Yo estoy acabado... Todo consumido..."

NOTA


4,5/5
Bienvenido a Slade House


2 comentarios:

  1. ¡Hoooola!

    Mmmm pues no se que pensar después de tu reseña. Desde luego, tampoco es el género que más me llame la atención y eso de que al principio no te enteres mucho de lo que está pasando pues no anima, precisamente.

    ¡muchos besos!

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  2. He leído dos libros del autor y sin duda sus historias son peculiares. Este no lo conocía, pero lo investigaré.

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