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jueves, 25 de agosto de 2022

Somos las hormigas ~ Shaun David Hutchinson

¡Buenas tardes, Devoradores!

Admito que tengo este libro sin leer desde que salió en preventa. La trama me llamaba mucho, pero nunca encontraba la oportunidad o las ganas de ponerle con él. Como tenía un viaje previsto a Madrid, con sus buenas horas de tren, decidí lanzarme. Y aquí estamos. Duró la ida, pero solo un poco de la vuelta jeje. ¡Comenzamos!



Título: Somos las hormigas
Título original: We Are the Ants
Saga: Autoconclusivo
Autor: Shaun David Hutchinson
Editorial: Kakao Books
Traducción: Ana Ramírez Requena
Género: Juvenil / Ciencia ficción / Romántica
Páginas: 432
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-120288-7-4

Henry Denton lleva años siendo abducido por unos alienígenas que aparecen cuando el mundo se queda en sombras. Un día, estos le dan un ultimátum: el mundo se acabará en 144 días… a menos que él, Henry, pulse un botón rojo para evitarlo.
Pero Henry no tiene razones suficientes para hacerlo. Su novio, Jesse, se suicidó el curso pasado, dejando una estela de dolor y preguntas. Las cosas con su familia no es que vayan muy bien, y el chico con el que pasa el rato es uno de los matones que lo acosan en el instituto.
Salvar el mundo no parece la mejor opción. ¿O sí? La decisión, como todo lo que lo rodea, es compleja.

OPINIÓN PERSONAL

"Hasta ahora, esa hormiga simplemente no existía para ti. Si no la hubiera mencionado, habrías seguido con tu vida, yendo de una tarea tediosa a otra, metiendo la lengua en el pozo de bacterias que es la boca de tu novia, garabateando variaciones de vuestros nombres en la cubierta de tu libreta y esperando a que las ondas electrónicas viajaran por el aire y te dijeran que alguien estaba pensando en ti."

De acuerdo, empezamos con la historia. Henry Denton lleva años sufriendo abducciones de los limacos, alienígenas que parecen estar interesados en los humanos y que sienten una extraña predilección por estudiarle y, después, dejarle desnudo en mitad de la ciudad.

Sin embargo, el último contacto ha sido distintos. A través de una pantalla y de estímulos dolorosos y placenteros, le han hecho entender que en su poder está impedir el fin del mundo, que ocurrirá en ciento cuarenta y cuatro días.

Aunque debería ser una decisión fácil, Henry no deja de darle vueltas a qué motivos tiene para impedir el fin de la humanidad. Su novio, Jesse, se suicidó el año anterior, es acosado en el instituto y su familia se está desmoronando. El primer rayo de esperanza es Diego Vega, el nuevo alumno, pero le acompaña un pasado demasiado duro como para abrirse del todo a Henry.

"Pero lo más gracioso no es que los limacos me revelaran la fecha del fin del mundo, sino que me dieron la opción de evitarlo.
Querías una historia, y aquí está. Empezaré con la noche en la que los limacos me dijeron que el mundo se iba al carajo y, cuando termine, podremos esperar el final juntos."

Y esa es más o menos la trama. Henry tiene dieciséis años y lleva ya unos cuantos recibiendo las visitas de los limacos, unos alienígenas llenos de tentáculos que hacen de todo con él para después devolverle a la ciudad sin ropa y sin saber cuánto ha estado desaparecido. En su última abducción, sin embargo, las cosas cambian. Le enseñan una pantalla con la imagen de la Tierra y un botón. Si Henry lo pulsa, no pasa nada. Si no, la Tierra explota. Tras comprender el significado de esa prueba y conocer la fecha tope, el 29 de enero, Henry comienza una reflexión muy profunda sobre si merece la pena impedir el fin del mundo.

Sin embargo, no lo tiene fácil. En el instituto, el chico con el que se enrolla en secreto, Marcus, le hace bullying y lleva sus desprecios a verdaderos maltratos físicos y psicológicos. Su novio Jesse se suicidó un año atrás. No se habla con Audrey, su antigua mejor amiga, ya que la culpa de no ver venir la muerte de Jesse. Y en casa las cosas no están mejor.

Su hermano mayor, Charlie, es un chaval con poco cerebro y demasiada fuerza bruta. Su padre se marchó cuando eran pequeños y su madre se desespera por mantener la casa en pie. Su abuela, la única con la que Henry se siente a gusto, está perdiendo la memoria y teme la idea de enviarla a una residencia. Para colmo, la novia de Charlie se ha quedado embarazada y la noticia es como un vaso de agua fría.

Aun así, la llegada de Diego Vega parece ayudar a encontrar cosas positivas. Diego es atento, no se burla de Henry como los demás, que le llaman Chico Cósmico porque Charlie contó lo de los aliens tiempo atrás. Sin embargo, Diego nunca habla de su pasado ni del motivo por el que se ha mudado con su hermana y no sus padres. Cada vez que Henry insiste, el otro se enfada. Y, cuando surgen los sentimientos, el fantasma de Jesse gana fuerza en la mente de Henry.

La verdad es que ha sido una historia que he devorado, pero que ha sido dura de leer. Vemos una gran cantidad de temas realistas y difíciles, como son la depresión, el suicidio, el acoso, el maltrato y la pérdida. En Henry encontramos a un chico lleno de dolor, que se escuda en el fin del mundo para permitir que otros le hagan sufrir un verdadero infierno. La transición que necesita, ese cambio de perspectiva para quererse a sí mismo y querer vivir, es lo que le falta, ya que todo parece estar en su contra.

Si os soy sincero, me ha faltado un último capítulo, un cierre completo del tema de los limacos. Me ha gustado mucho que, entre capítulos, veamos posibles fines del mundo, cada cual más original. La forma de narración, desde la perspectiva de Henry y con un toque muy irónico y lapidario, ameniza mucho la lectura. Es una historia que recomiendo, aunque ya aviso que es dura de leer. ¡Nos vemos!

Lo mejor: La crudeza de la historia.
Lo peor: El final un poco abierto.

"Hasta donde yo sé, los limacos no tienen polla, lo cual probablemente les complica las cosas para masturbarse. La gente tiene muchas teorías sobre por qué los chicos empiezan a ir peor en los estudios cuando llegan a la adolescencia, y yo lo que digo es que seguramente me lo curraría mucho más si no tuviera polla.
La señora Faraci se sentó en el borde de su escritorio y me preguntó:
—¿Has tenido un día duro?
—No más que otros."

NOTA


4,75/5
¿Detendrías el fin del mundo?







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