Devorador de libros: El filo de las alas ~ Chechu Cilleros

¡Buenas tardes, Devoradores!

Hoy os traigo la reseña de una historia que tuve el honor de betear. Se trata de El filo de las alas, la nueva novela de Chechu Cilleros, autor de la trilogía Creadores de magia. La verdad es que siempre que leo cosas de hadas suele ser algo truculento, por lo que me ha gustado encontrar una aventura en la que las hadas son buenas jejejeje. ¡Vamos allá!

Título: El filo de las alas

Saga: Autoconclusivo

Autor: Chechu Cilleros

Editorial: Autopublicado

Género: Fantasía / Juvenil

Páginas: 272

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 979-87-15324-09-2

Me llamo Arón. Me gustan los cómics y los videojuegos y, aunque parezco un adolescente normal de dieciséis años, en realidad tengo sangre de hada corriendo por mis venas. ¿No te lo crees? Yo tampoco al principio. Tuve que estar a punto de morir a manos de unas siniestras criaturas para convencerme. Y ahora mi mundo va a ser destruido.

OPINIÓN PERSONAL

"El punto de luz explota. Pero no es una explosión como humo y fuego como se ve en las películas. Es más bien como la que se ve en los documentales sobre el inicio del universo. Una luz cegadora y cálida que crece a una velocidad imperceptible. Y ese poder ha conseguido lo imposible. Ha empujado a mi atracadora quitándomela de encima."

De acuerdo, empieza como siempre con la trama. Arón es un chico con una vida normal. A pesar de sus orejas puntiagudas, su pelo naranja y sus pecas, ha sabido callar a base de golpes a todos los que se han reído de él llamándole elfo o duende. Sin embargo, descubre la verdad cuando un extraño encapuchado intenta matarle y le llama traidor.

Por sus venas corre sangre de hada, según le explican Laya e Isaarik, las dos hadas que llegan a tiempo para rescatarle. Muy a su pesar, Arón no puede negar la magia que le muestran sus compañeros, pero le cuesta aceptar que no es del todo humano. Aunque apenas tiene tiempo para pensar en ello. La guerra en inminente y, si no ayuda a la princesa Fey y a las hadas, es posible que sus peores pesadillas se cumplan.

Arón deberá aprender a usar el Ensueño, la magia feérica que corre por sus venas, para enfrentarse a los usurpadores, hadas que han rechazado sus orígenes y buscan destruir al resto de seres mágicos. Sin embargo, no todo es tan sencillo como parece, y Arón deberá decidir qué quiere proteger y qué está dispuesto a sacrificar para lograrlo.

"—Estás en La Crisálida. Uno de los refugios que tenemos ocultos a lo largo del planeta. Tranquilo —ha advertido que mis ojos se han abierto de par en par y debo tener expresión entre el temor y la preocupación—, sigues en Madrid. No te hemos secuestrado ni transportado a ningún mundo imaginario ni a otra dimensión.

Me alegra saber que a Laya todo esto le resulta divertido. A mí, en absoluto."

Y esa es más o menos la historia. Arón, nuestro protagonista, siempre ha vivido acomplejado debido a sus rasgos élficos. Sin embargo, ha aprendido que la mejor forma de silenciar a la gente es a base de golpes. Así son sus días, mientras intenta no darle problemas a su madre, que tiene que trabajar en un restaurante para mantener a los dos. Su otra madre falleció tiempo atrás en un accidente del que el chico apenas conoce detalles.

Un día, mientras pasea por las calles de Madrid para comprarle un regalo a su madre, Arón es atacado por un encapuchado. Mientras le llama traidor, logra rodearle el cuello con las manos y el chico se asusta al ver que va a morir. Justo un momento antes de perder la consciencia, algo explota dentro de él y lanza a su agresor por los aires. Antes de poder hacer nada más, el extraño muere por varias flechas que atraviesan su cuerpo.

En ese momento, Arón conoce a Laya y a Isaarik, que le abren los ojos a la realidad: tiene sangre de hadas en las venas y es un miembro necesario para el ejército feérico, que está luchando para salvar el planeta Tierra. Arón, que siempre ha sentido que no encajaba, se esfuerza por aprender a usar el Ensueño, la magia de las hadas, y descubrir todo lo posible sobre ese nuevo mundo que se extiende ante sus ojos.

Sin embargo, los usurpadores, hadas que se han arrancado las alas y se han cortado las orejas para mezclarse con los humanos, siguen atacándole. Arón no entiende por qué le persiguen con tantas ganas, pero todo se complica cuando van a por sus seres queridos. En esos momentos, el chico descubre que su pasado también era un gran secreto para él, uno que implicará muchas responsabilidades y decisiones.

A nivel de personajes, creo que los protagonistas son tres claramente. Arón, el narrador de la historia, es un chico que vive detrás de un escudo de sarcasmo y chulería. Aunque no le gusta admitirlo, le gusta que la gente se preocupe por él y que le quieran. Cuando descubre que es medio hada, ese escudo empieza a romperse. Luego está Laya, una chica alegre e inteligente que es fiel a sus principios. Tiene mucha paciencia con Arón y le explica todo de la forma más sencilla posible. Isaarik, en cambio, parece odiar al chico desde el principio. Es un hada fuerte y serio, pero esconde mucho detrás de esa expresión pétrea.

Siendo sincero, es una historia que me resulta muy ligera de leer, pero que tiene cosas que siguen sin convencerme. El romance que hay me parece que surge demasiado brusco, sin pistas previas. Por otro lado, la narración en primera persona desde la perspectiva de Arón es entretenida, sobre todo por sus comentarios, pero en los momentos muy tensos no quedan bien.

Y eso os contaré. Me hace mucha ilusión poder leer cositas nuevas de Chechu, sobre todo si he tenido el honor de leerlas desde el borrador. Es una aventura divertida, muy ligera de leer y original. Creo que transmite algunos mensajes muy bonitos que deberían calar en la gente. Ya os contaré más jeje. ¡Nos vemos!

Lo mejor: El toque divertido y la trama.

Lo peor: El romance brusco y comentarios fuera de lugar.

"—Arón —me dice Laya—, nuestro mundo está en peligro y tenemos la obligación de salvarlo. Por eso estamos buscando y reclutando hadas por todo el país. Necesitamos tener una fuerza suficiente para enfrentarnos a los peligros que nos depara esta batalla. No podemos permitir que la Tierra quede destruida. Es nuestro hogar.

De nuevo las palabras de esta chica me convencen. En serio, debería meterse a política, porque, ¡qué elocuencia!"

NOTA