Últimas reseñas

lunes, 15 de marzo de 2021

Manchas difíciles ~ A. R. Medina

¡Buenas tardes, Devoradores!

Hoy vengo con mi primera colaboración con Insomnia Ediciones como admin de un blog de reseñas. La verdad es que conocí Manchas difíciles cuando se publicó con Amanecer y no tuve tiempo de echarle la zarpa. Con su nueva publicación digital en Insomnia, decidí lanzarme a por él sin dudarlo. ¡Vamos allá!



Título: Manchas difíciles
Saga: Autoconclusivo
Autor: A. R. Medina
Editorial: Insomnia Ediciones
Género: Terror
Páginas: 83
Encuadernación: Digital
ISBN: 978-84-122227-8-4

Wendolyn se aburre en el Hotel-Balneario Ambathador. Normal: cuarenta años como fantasma pueden ser muy aburridos, y menos si no tiene a nadie con quien jugar. Además, se ha enterado que cierta investigación podría suponer el cierre del hotel.
Por suerte, tiene un plan perfecto que incluye a Norman Tywyll, un neurótico limpiador de escenas de crímenes. Pero para alguien vivo que detesta la improvisación y el desorden, cualquier cambio de rutina puede desembocar en el caos para todos.

OPINIÓN PERSONAL

"Alfred se decidió a mirarla por primera vez desde que apareció tras el mostrador de la recepción. Sabía que solo él podía ver a aquella niña pelirroja, pero se cuidaba mucho de que el resto de clientes no le vieran hablar al aire. Siempre le resultó extraño que él fuera el único que pudiese verla u oírla, aunque fuese como un eco sordo en el interior de su cabeza."

De acuerdo, comenzamos con la historia. A simple vista, el Hotel-Balneario Ambathador parece un lugar normal. Sin embargo, cualquiera que pase un tiempo dentro descubrirá que dicha normalidad es solo una tapadera. Un conserje que ve fantasmas, un hombre que se encarga de limpiar manchas difíciles de quitar, una sección cerrada, una historia del pasado llena de muertes... nada es lo que parece.

Wendolyn, el fantasma de una niña que lleva muchos años en el Ambathador, se aburre. Su última distracción se centra en un periodista que está husmeando en el hotel, siguiendo el rastro de una veintena de desapariciones. Su llegada coincide con la de Norman Tywyll, un hombre que, siguiendo el trabajo de su padre, se encarga de limpiar escenas de asesinato.

Sin embargo, el plan de Wendolyn para solucionar el problema implica que todos los actores actúen como ella quiere, algo complicado cuando solo la ve Alfred, el conserje del hotel. Mientras el periodista interroga a los clientes habituales, Wendolyn, Alfred y Norman harán lo posible para que no se desvele la verdad sobre lo que ocurre en el Ambathador.

"El hombre se giró hacia el antiguo ascensor. Tiró con parsimonia del enorme arcón de casi doscientos litros que llevaba como único equipaje, arrastrado sobre unos ruedines anclados. Era tan negro como su traje, pero algo menos que su mirada. Observó fijamente la cortina granate del fondo y su humor cambió radicalmente a uno más agrio. Allí, el gato seguía saltando jovialmente sin parar, como si jugara con el aire.
—No vengo buscando la felicidad —refunfuñó—. Nadie vendría a este maldito lugar buscando eso."

Y esa es más o menos la historia. Al ser una novelette, o novela ligera, tampoco puedo extenderme mucho con la reseña. Nos encontramos en el Hotel-Balneario Ambathador, antiguamente conocido como Cleament, un lugar con un pasado truculento. Muchos años atrás, durante una Nochebuena, ocurrió una terrible catástrofe que hizo que el hotel estuviese cerrado un tiempo y cambiara de nombre para que no lo relacionasen con la cantidad de muertos que hubo.

Alfred, el conserje y un hombre que ha vivido muchísimos años allí, sabe perfectamente qué ocurre entre las paredes del hotel. Los tratos y movimientos de la Mafia se acabaron, pero algunos trabajos todavía se realizan en las habitaciones del Ambathador. A veces, alguien necesita que una persona desaparezca. Cuando eso pasa, es tan sencillo como acudir al hotel y pedir el servicio especial de limpieza.

Norman Tywyll, un hombre encargado de limpiar los escenarios de asesinato, ha llegado al hotel para cumplir un nuevo encargo. Sin embargo, la presencia de Archie Downer, un periodista que finge ser policia, complica la situación. El hombre está indagando sobre una veintena de desapariciones que han ocurrido en los últimos cinco años. Todas las víctimas reservaron un hotel en el Ambathador, pero nadie parece saber nada.

Para poder solucionar ese inconveniente, Wendolyn ha pensado un plan. Tras casi cuarenta años como fantasma, la niña le ha cogido cariño a la clientela del hotel, por lo que no está dispuesta a permitir que lo cierren y alejen a su "familia". Sin embargo, su plan implica poner en peligro a Alfred, el único que puede verla, e incluye la participación inconsciente de Norman, que cree que ha acudido allí por un simple encargo.

La verdad es que la historia es muy divertida, algo que me ha sorprendido al tener escenas sangrientas y algo perversas. A lo largo de la trama, tenemos varias perspectivas: la de Wendolyn, la de Alfred, la de Norman y la de Archie. Además, contamos con capítulos a modo de grabación, ya que Archie va interrogando a los huéspedes habituales del Ambathador.

A pesar de ser una novela corta, tanto la trama como la personalidad de los protagonistas está muy bien construida. Sobre todo me ha sorprendido Wendolyn. Aunque es una niña, sus cuarenta años como fantasma han derivado en una criatura cuyo comportamiento infantil, unido a su condición como muerta, llega a ser ciertamente perturbador.

En definitiva, es una historia muy sencilla de leer, dinámica y llena de toques cómicos. Se podría decir que el humor que encontramos es negro, algo que no le gusta a todo el mundo. El desenlace, aunque perfecto para este tipo de historias, me ha dejado un poco frío. Como he dicho, los personajes están muy bien construidos y la ambientación es muy buena. Espero poder leer algo más del autor, la verdad. ¡Nos vemos!

Lo mejor: La ambientación y los personajes.
Lo peor: No apto para gente que no le guste la sangre.

"Downer sabía ser paciente. Quizás fuera ese su punto fuerte. La segunda de sus virtudes, sin embargo, solía desembocar en circunstancias terribles. Y es que ser un cabezota fiel a sus ideas le había llevado, en no pocas ocasiones, a no darse cuenta de los errores. Una ceguera que le impedía corregir el rumbo ante hostias aseguradas. Por eso su editor se mostró tan reticente a dejarle ir a ese hotel tan solo por una corazonada y cero pruebas reales. Pero sabía que tenía razón, y utilizó esas dos virtudes para batallar contra las reticencias de Neil Brown y convencerle por agotamiento."

NOTA


4,5/5
Bienvenido al Ambathador



No hay comentarios:

Publicar un comentario