Últimas reseñas

miércoles, 17 de octubre de 2018

Nos lo trajo el viento ~ Marta Martín Girón

¡Buenas tardes, Devoradores!

Hoy vuelvo con una nueva colaboración de autor, esta vez con Marta Martín Girón, autora de Shambhala. La verdad es que la sinopsis me llamó desde el principio. Me gustan las historias truculentas y los thrillers, por lo que decidí darle una oportunidad. ¡Vamos allá!

Título: Nos lo trajo el viento
Saga: Autoconclusivo
Autor: Marta Martín Girón
Editorial: Autopublicado
Género: Thriller
Páginas: 292
Encuadernación: Digital
ASIN: B07CGJBN3Q

Lo que pensaron que era un nuevo brote de gripe, resultó ser algo más. Los vecinos enfermaban, las curas de siempre dejaron de ser efectivas.
Fiebres altas, pérdida de concentración, amnesia, muerte... La desesperación crecía. Pero jamás imaginaron que su infortunio no había hecho más que comenzar.
Cada vez que soplaba el viento, un nuevo grupo de vecinos se veía afectado. Sin embargo, existía un síntoma más perturbador que cualquiera de los anteriores: la locura.
Enajenados y desquiciados, los vecinos empezaron a actuar de forma extraña, a cometer la primeras atrocidades.

Durante décadas, Wood Town permaneció ajeno a las guerras y progresos del resto del mundo. Pequeño y de difícil acceso, se mantenía aislado gracias a su exclusiva ubicación entre la montaña y el mar, permitiéndole conservar un estilo de vida tranquilo y sencillo. Hasta que el viento sopló y con ello llegó la desgracia.
Ahora solo queda saber quién, cómo y por qué.
¿Podrán salvarse, encontrar una cura, escapar de aquello que asola Wood Town?

OPINIÓN PERSONAL

"Recuerdo esa misma mañana: alcé la vista para contemplar el horizonte, las montañas. 
«Otra vez cubiertas de nubes... —pensé exhalando un suspiro resignado—. Hoy volverá a alzarse el viento». 
Y no me equivoqué. Sin embargo, aquella ventisca nos trajo mucho más."

Comencemos por la historia. Nos encontramos en Wood Town, en 1953, un pequeño pueblo costero cuyos habitantes viven felices y ajenos al resto del mundo. Todo lo que consumen y emplean es creado por ellos, por lo que las relaciones con "el extranjero" son mínimas. Sin embargo, una extraña gripe está asolando el pueblo, llevándose por delante varias víctimas.

Lo peor no es solo la fiebre alta y los delirios. Con la llegada del viento, la gente se vuelve irascible, violenta, actúa sin razonar. Alan, nuestro protagonista, está harto de esta situación. Las cosas se están descontrolando en su ciudad natal y no consigue encontrar una solución.

Cada vez que el viento sopla, hay más problemas violentos y mortales en Wood Town. No se sabe si es una maldición, una nueva enfermedad o un castigo divino. Lo único claro es que, si no encuentran una cura rápido, todo el pueblo terminará cayendo ante esta gripe que convierte a la gente en bestias sedientas de sangre.

"La violencia del viento me hizo pensar que solo permanecían aferrados a la tierra gracias a sus mayúsculas y profundas raíces. Temí que sus firmes embestidas terminasen arrancándome del suelo y me hiciesen perder el control. El estrés me acompañaba, me percibí con los dientes apretados y los músculos del cuerpo rígidos; me enervaba tanta tensión. Y no, no me acostumbraba a ello.
 —No me extraña que nos estemos volviendo todos unos psicóticos; este aire desquicia a cualquiera —razoné en voz alta."

Y esa es más o menos la historia. Todo tiene lugar en Wood Town, un pueblo costero que está alejado de otras civilizaciones y cuyos habitantes son autosuficientes. No quieren contacto con otras personas y solo el médico y el veterinario han ido a la gran ciudad para ir a la universidad. Alan, nuestro protagonista, es un hombre que se ha criado allí. Como bien dice, todos tienen una extraña sensación de unión al pueblo, que les impide querer irse de allí.

Es un enclave tranquilo, apartado de las guerras que asolan el mundo. El único vestigio de guerra fue años atrás, cuando encontraron en un claro a un gran grupo de personas despedazadas, mutiladas y asesinadas todas por la mano del hombre. De esa carnicería consiguieron coches y armas, pero el lugar quedó prohibido.

Aunque llevan varios meses con diversos brotes de gripe, las cosas comienzan a descontrolarse. Un día, Alan encuentra a uno de sus compañeros de trabajo tirado en el suelo y cubierto de sangre que no es de él. Asustado, le lleva a casa y llama al médico mientras él busca a la mujer de su compañero. Lo que encuentra es la primera escena sangrienta de muchas que tendrán lugar.

Me ha llamado bastante la atención cómo pinta la autora el ambiente de la historia. Hay un par de escenas fuera del pueblo en la que vemos ciudades amuralladas, con zonas en las que la gente se pasea en harapos y descalzos, atentos a cualquier persona que pueda ser robada. Es un lugar desolador, en comparación con la "calma" de Wood Town.

Desde el primer momento, no se sabe qué está pasando. Llegamos a ver rituales de sacrificio, matanzas, gente encapuchada desollando cabras, personas deambulando desnudas por la calle... Toda clase de escenas terroríficas y psicológicas que serán muy duras para la estabilidad mental de nuestro protagonista. Llega a haber muchas hipótesis: si es una maldición del demonio, una intoxicación, una plaga, una nueva enfermedad... pero nunca hay respuestas claras.

La historia se lee bastante rápido, con escenas impactantes que enganchan al lector. Sin embargo, he encontrado alguna que otra falta en la parte de redacción. Un ejemplo muy repetido: cuando es un pensamiento del protagonista, la frase va en cursiva con « y ». Eso está bien puesto. Pero si la frase sigue con una anotación, el cierre (») se pone al final de la cursiva, no del párrafo.

Quitando este pequeño fallo, la historia me ha gustado bastante. Tiene escenas bastante sangrientas y podemos ver cómo el mismo Alan pierde la cabeza repetidas veces, cada vez más afectado por esa extraña enfermedad. Se llegan a crear una serie de patrones para saber cuándo no hay vuelta atrás, por lo que también es una carrera contrarreloj. Si os llama la atención, darle una oportunidad al libro, vale la pena.

Lo mejor: El avance del protagonista y el contexto.
Lo peor: Los pequeños fallos de redacción.

"Me giré, satisfecho por tener al fin la luz necesaria para ver dónde me hallaba. Pero el bienestar se esfumó en un suspiro. Permanecí clavado en el sitio, sin poder moverme, con todo el cuerpo petrificado, salvo mi estómago, que de forma automática produjo un movimiento peristáltico que llegó a mi garganta y a punto estuvo de hacerme vomitar."

NOTA


4/5
Cuando sople el viento, huye





1 comentario:

  1. Huy, qué va, el estilo postapocalíptico no es lo mío y más si tiene escenas sangrientas :/

    ResponderEliminar