Devorador de libros: Warcross #1 ~ Marie Lu

¡Buenas tardes, Devoradores!

La verdad es que este libro lleva mucho tiempo por mi estantería y no me había decidido a leerlo. Sabiendo que trata sobre realidad virtual y juegos, tendría que haberlo devorado hace mucho, pero al final muchos libros se cuelan en la cola jajaja. ¡Comenzamos!

Título: Warcross

Saga: Warcross (1)

Autor: Marie Lu

Editorial: Nocturna Ediciones

Traducción: Noemí Risco Mateo

Género: Ciencia ficción / Juvenil

Páginas: 431

Encuadernación: Rústica con solapas

ISBN: 978-84-16858-30-9

Para los millones de usuarios que se conectan en busca de adrenalina o por la euforia de experimentar un nuevo estilo de vida, Warcross es más que un juego; es una revolución. Emika Chen trabaja como cazarrecompensas rastreando a los jugadores que vulneran la ley. Y se trata de un mundo competitivo, por lo que un día acepta un desafío muy arriesgado: hackear la partida inaugural de los campeonatos mundiales.

Convencida de que van a detenerla, Emika se sorprende cuando en su lugar recibe una llamada del hermético creador de Warcross con una oferta irresistible: introducirla en la próxima edición del torneo para investigar un fallo de seguridad.

En Tokio le esperan la fama y la fortuna.Y el juego le ofrece una partida sin consecuencias…

¿Verdad?

OPINIÓN PERSONAL

"Algunos dicen todavía que Warcross no es más que un estúpido juego. Otros dicen que es una revolución. Pero para mí, y para millones de personas, es la única manera infalible de olvidarnos de nuestros problemas. He perdido mi recompensa, mi casero va a venir de nuevo gritando en busca de su dinero por la mañana, me va a costar muchísimo ir a trabajar de camarera y en un par de días no voy a tener casa, no voy a tener adónde ir... pero esta noche puedo unirme a los demás, ponerme las gafas y ver cómo sucede algo mágico."

De acuerdo, comenzamos con la historia. Emika Chen es una chica que trabaja como cazarrecompensas para poder llegar a fin de mes. Tras un delito cibernético, tiene prohibido acceder a un ordenador y pasa el tiempo hackeando los servidores de Warcross, la gran realidad virtual que se ha convertido en el día a día de todo el mundo.

Durante los campeonatos mundiales, intenta robar un potenciador para venderlo en el Mundo Oscuro, el equivalente virtual del mercado negro, pero la atrapan. Pensando que va a ir a la cárcel, es reclamada para ir a Japón por el mismísimo Hideo Tanaka, el creador de Warcross.

Sin embargo, la reunión termina de una forma distinta. Emika formará parte de los mundiales de Warcross mientras utiliza sus habilidades como hacker para atrapar a un posible enemigo de Hideo. La chica, incapaz de rechazar la recompensa, comienza a trabajar para su ídolo, sin saber cómo le va a cambiar la vida.

"Al pulsar un pequeño botón en el lateral, las gafas también pueden moverse como unas lentes polarizadas entre el mundo virtual y el mundo real. Y cuando miras el mundo real a través de ellas, se ven cosas virtuales encima de los objetos y los lugares reales: dragones sobrevolando tu calle; nombres de tiendas, restaurantes y personas."

Y esa es la historia. Tras perder a su padre, Emika Chen trató de sobrevivir en un orfanato mientras aprendía a programar, siguiendo la estela del multimillonario juvenil Hideo Tanaka. Sin embargo, una acción bien intencionada pero nefasta supuso una mancha en su expediente criminal, impidiéndola el acceso a cualquier ordenador. De todos modos, con la creación de Warcross, una realidad virtual accesible para todo el mundo, ¿quién necesita ordenadores?

Tratando de pagar las facturas con un trabajo de camarera y otro de cazarrecompensas virtual, Emika está a punto de ser desahuciada. Sin saber qué más hacer, entra en la apertura de los mundiales de Warcross como público y encuentra un agujero: cuando un combatiente va a usar un potenciador, durante un segundo ella puede robarlo. Pensando en su posible venta dentro del Mundo Oscuro, Emika roba el potenciador y la partida se detiene, quedando visible para todo el mundo.

Al momento, en la vida real empiezan a entrarle llamadas, seguramente para ser detenida por ciberdelincuente. La chica, sabiendo que no tiene más alternativas, contesta. Para su sorpresa, tiene una reunión de Hideo Tanaka, el creador de Warcross y su ídolo, en Japón. Lo que Emika no espera es ser contratada por sus dotes como hacker y cazarrecompensas. Alguien quiere destruir Warcross y Hideo la quiere a su lado.

Como tapadera, Emika entrará como candidata al Warcraft, donde gente famosa y jugadores de ranking alto pueden ser elegidos por los equipos del mundial para jugar a su lado. Para sorpresa de todos, Emika es la primera elegida, y nada menos que por los Jinetes Fénix, un equipo que perdió prestigio el año previo y a cuyo capitán robó el potenciador en la apertura de los mundiales.

Me imagino que aún os preguntaréis qué es Warcross. Así estaba yo también al principio, porque tardan en explicarlo. Por un lado, tenemos la realidad virtual superpuesta al mundo real, que se puede ver con unas gafas especiales. La gente puede vestirse como sus avatares, llevar mascotas inimaginables, ver carteles enormes que no están en la vida real... Un juego superpuesto, vamos. Además, las personas pueden pasear por mundos increíbles, donde tienen lugar los campeonatos de Warcross: partidas entre dos equipos en las que unos tienen que robar un Artefacto, una gema brillante, del equipo rival. Solo los jugadores de alto ranking o famosos pueden ser elegidos por estos equipos, salvo que tengas enchufe, como Emika.

Mientras la gente está conectada a Warcross, cualquier acción da puntos y permite subir de nivel. Visitar una ciudad por primera vez, tomar un refresco, jugar con amigos, limpiar la casa... los niveles más altos entran al ranking. Emika, por ejemplo, siempre juega con una cuenta anónima en vez de su cuenta normal, por lo que apenas tiene experiencia en la segunda y su nivel es 28. Además, suele jugar con el rol de Arquitecto, un tipo de personaje que se especializa en usar su entorno para moverse u obstaculizar al enemigo.

Aunque parezca que no, tenemos una especie de romance en la historia. Mientras Emika se abre poco a poco con sus nuevos compañeros de equipo y alojamiento, los Jinetes Fénix (Asher, Hamilton, Roshan y Ren), deberá investigar sobre la misteriosa persona que intenta destruir Warcross y se acercará poco a poco a Hideo, un hombre de expresión seria y fría que guarda muchos secretos.

Hay bastantes personajes, como podéis ver, pero en la que más me centraré es Emika. Es una chica con un gran resentimiento hacia su pasado. Su madre les abandonó a ella y a su padre, el cual era un artista que se dedicaba a las apuestas online. Cuando este fallece, pues no tenían dinero para pagar el tratamiento de su enfermedad, Emika se queda sola en un mundo lleno de deudas pendientes y sin nadie a su lado, por lo que comienza a trabajar sola, sin pedir ayuda. Cuando tiene que hacer equipo con los Jinetes, le cuesta mucho seguir órdenes y coordinarse con los demás.

Hideo, por otro lado, es un hombre que siempre se muestra frío y profesional. Aunque al principio Emika le detesta debido a su forma de ser, poco a poco el chico se ablanda cuando se reunen, demostrando mucho interés por los avances de la chica y por ella. Con el paso del tiempo, el escudo cae y Emika descubre el terrible pasado del chico.

Y eso os contaré. La verdad es que los dos protagonistas están muy bien construidos, pero el resto de personajes no se quedan cortos. Uno de mis favoritos es Roshan, que es el más paciente con Emika. Y Hamilton, la otra chica del equipo, siempre está pendiente cuando ve a Emika triste o nerviosa. Me ha gustado el hecho de que Asher, que va el silla de ruedas, sea una estrella famosa y admirada, algo que en la vida real a veces se mira por encima del hombro. Espero poder hacerme pronto con el segundo, porque el final de este es impactante y deja con ganas de más. ¡Empezamos!

Lo mejor: Los personajes y el universo creado.

Lo peor: Tardan en dar una explicación sobre Warcross.

"El silbato del árbitro resuena a nuestro alrededor. Los vítores del público se transforman en susurros de sorpresa. Me quedo donde estoy, sin saber de pronto qué hacer. Tecleo, desesperada, otra orden para intentar volver a ser parte del público. Pero es inútil.

Todo el mundo —los jugadores, los comentaristas, los millones de espectadores— me ve."

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