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miércoles, 14 de agosto de 2019

La casa de las puertas cerradas ~ Helena Vicente y Vincent L. Ochoa

¡Buenas tardes, Devoradores!

La verdad es que me compré este libro siguiendo un impulso al verlo en casa de una amiga. Ya había leído más obras de Helena y Vincent, por lo que sabía que su estilo no iba a defraudarme. Tenía en mente que esta historia era de miedo y me he encontrado suspense más bien, pero ha sido una experiencia remarcable igualmente. ¡Vamos allá!

Título: La casa de las puertas cerradas
Saga: Autoconclusivo
Autor: Helena Vicente y Vincent L. Ochoa
Editorial: Grupo Amanecer
Género: Misterio
Páginas: 339
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 978-84-94929-40-3

Cerrar las puertas.
No abrir las ventanas.
No hacer ruido.
Encerrarme en la habitación a partir de las diez.

Ahora vivo con mamá y estas son las normas. Ella dice que es por sus dolores de cabeza, pero hay algo más. Un espíritu deambula por los pasillos. Hoy me ha visto, lo espiaba desde las escaleras cuando lo vi ahorcado, colgando de una viga en el salón. Tengo mucho miedo, pero sé que si las puertas están cerradas, no podrá hacernos daño.

Mamá dice que no hay ningún fantasma en la casa, pero yo sé que miente.

No puedo salir de mi habitación.

OPINIÓN PERSONAL

"—Es algo muy importante, además de ser más cómodo, es silencioso. ¿Te acordarás?
—Ir con calcetines es importante.
—El silencio es importante —puntualizó—. Al igual que cerrar con cuidado cada puerta cuando salgamos y entremos en una habitación".

De acuerdo, comenzamos con la historia. Mitchell siempre se ha criado con su abuela, ya que su madre trabaja mucho y tanto su padre como su abuelo fallecieron en un accidente. Sin embargo, cuando su abuela sufre un derrame cerebral, el chico tiene que mudarse a casa de su madre, donde las normas son un poco raras: tiene que andar en calcetines, nada de dejar las puertas abiertas, no hacer ruido y no salir de su cuarto a partir de las diez.

Aunque no son unas normas difíciles de seguir, todo empeora cuando, por las noches, Mitchell escucha pasos y ruidos extraños en la casa. Al principio cree a su madre, que le asegura que es el ruido de la madera al tratarse de una casa antigua. Sin embargo, el ruido de pasos es inequívoco y los golpes que escucha no tienen nada que ver con la madera.

Incapaz de convencer a su madre de que hay un fantasma en casa, Mitchell vivirá un verdadero infierno, entre el miedo que pasa por las noches y el tormento que le provocan sus compañeros de clase durante el día. Mientras tanto, otro hombre vive su propio infierno, rodeado de voces y ruidos extraños que no deberían estar ahí.

"Sin recursos para volver a levantarme y demasiado cobarde para cometer suicidio y acabar con el asunto, yo he optado por un camino diferente: quedarme sentado, no hacer nada en absoluto. Simplemente me quedo aquí, en mi habitación, en mitad del camino sin tener que escoger entre un lado u otro."

Y esa es más o menos la historia. Aunque al principio pensé que Mitchell sería el único narrador de la historia, realmente tenemos dos tramas. Por un lado, conocemos al niño, el cual lleva casi toda su vida bajo el cuidado de su abuela. Su madre trabaja en una empresa de diseño estructural y siempre está ocupada, por lo que la ven pocos días y no llega a pasar mucho tiempo con ellos.

Cuando a la abuela de Mitchell le da un derrame cerebral, la pobre mujer tiene que ir a un centro para mayores y Mitchell se muda a casa de Laura, su madre, la cual tiene unas extrañas normas: nada más llegar, ha de quitarse las zapatillas e ir en calcetines para no hacer ruido; cuando entre o salga de una habitación, tiene que cerrar la puerta; las cortinas tienen que estar echadas; y no puede salir de su habitación a partir de las diez.

Además, tiene que acostumbrarse a ir al colegio, ya que antes era educado por su abuela (una antigua maestra) en casa. Su primer día ya marca el resto del curso: una mala respuesta a una chica popular hace que un grupo de chicos se metan con él, haciendo del colegio un verdadero infierno. Si es no es suficiente, por las noches oye ruidos extraños y fantasmagóricos que le aterran, pese a que su madre le asegura que solo es la vieja madera con la que está hecha la casa.

Nuestro otro narrador es Mitch, un hombre con un terrible pasado que vive encerrado entre cuatro paredes. Nunca sale de su cuarto si puede evitarlo, salvo para ir al baño y acicalarse un poco cuando ya apesta o se siente muy sucio. Su vida se basa en crear pequeñas maquetas dentro de botellas de vidrio. Sin embargo, la soledad a veces hace mella en su cordura, provocándole extrañas alucinaciones de voces, ruidos extraños, mareos...

Y de este segundo narrador no voy a contar más, porque igual desvelo demasiado. Es una historia que, tristemente, se basa en una serie de coincidencias y mala suerte. Hay un momento en el que el tormento que sufre Mitchell es palpable, viendo que su madre le ignora completamente y le fuerza a ir al colegio incluso cuando este tiene una fiebre muy alta. Para colmo, vemos que tiene razón con respecto a los ruidos extraños y se frustra mucho cuando su madre no le cree o directamente no le responde.

La historia va alternando a ambos narradores y vemos cómo las casualidades fomentan la tensión de ambos personajes. Llegado un momento, nos explican quién es Mitch, por qué está en ese cuarto y cuál es ese terrible pasado que aún le atormenta. Me ha gustado mucho el detalle de que, en cada capítulo, tenemos una botella de cristal con algo dentro, como las maquetas de Mitch.

Y poco más puedo contar de la historia, ya que hay que ir leyendo poco a poco para poder enlazar los sucesos hasta el desenlace final. La trama tiene toques supersticiosos, que le da un ambiente más siniestro y fantasmagórico. El tema de las normas lo he entendido, aunque algunas no me quedaban muy claras (me refiero a su explicación tras saber todo). Es una historia que se lee muy rápido, que engancha casi desde el principio y que mantiene la tensión en todo momento. Espero poder leer algo más de estos dos autores pronto, porque me tienen fascinado con su estilo a cuatro manos. ¡Nos vemos!

Lo mejor: El avance de la trama y la tensión.
Lo peor: Se pasa un poco mal al empatizar con Mitchell.

"Casi no dormía por las noches, me despertaba de horribles pesadillas con la sensación de que algo estaba al acecho tras la puerta de mi habitación y, cuando intentaba mantenerme despierto para convencerme de lo contrario, regresaban los ruidos raros y sonidos de pisadas fantasmagóricas. Intentaba pensar que podía tratarse de mamá, pero el toque de queda me impedía abrir la puerta y comprobarlo. Mi vida era un infierno día y noche."

NOTA


5/5
No todo es lo que parece


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